Aparece en áreas desérticas y montañosas, en gargantas y laderas pedregosas.
Lleva muchos años empleándose en la jardinería del Suroeste de Europa. Puntualmente y sobre todo en la Costa Azul francesa, pueden verse grandes ejemplares de más de 50 años.
Es una palmera de tronco muy robusto pero con una copa comparativamente no tan grande. Su fantástica floración -tal vez la más llamativa de las palmeras que puede ser cultivada en climas mediterráneos y templados – resalta aún más por el color gris azulado de sus hojas.
Sus peciolos están armados.
Requiere posiciones soleadas y, como todas las Braheas, es muy resistente a la sequía y a los suelos pobres. No le gustan ni los suelos encharcados ni los ambientes excesivamente húmedos.